Buenas y muy frías tardes, amigos!!!
Sé que prometí volver con una receta salada, pero no he podido evitar traer algo dulce, lo siento. Últimamente he hecho algunas tartas muy ricas y me muero por compartirlas con vosotros. El siguiente post va a ser salado, y seguramente también muy sano, después de tanto dulce :)
Esta semana el país anda revolucionado con la nieve que ha caído y el frío que ciertamente está haciendo. Hacía años no veía nevar en Madrid y a pesar del caos que ésta genera, fue un gustazo verla caer, no voy a mentir. Sin embargo, y tras varios días con cielo encapotado y gris, el sol ha vuelto a salir aquí en Madrid, y el cielo está tan azul como siempre.
Por las mañanas, cuando el sol se asoma a nuestro salón, el gato y yo terminamos buscando los dos el mismo rincón, el más calentito de la casa. Junto a los tulipanes, que también andan en busca de la luz, nos acomodamos como podemos para disfrutar de esos cálidos rayos de sol, que tan bien sientan en esta época invernal. Aunque las mañanas amanezcan gélidas en la meseta, la cosa empieza a cambiar en cuanto el sol va tomando fuerza cada hora que pasa y el mercurio termina subiendo irremediablemente, para alegría de muchos.
Esto es algo que siempre he agradecido desde que me mudé a España desde Suecia hace ya más de 15 años. En invierno, allí da igual que haya o no sol, su calor no juega absolutamente ningún papel. No calienta la atmósfera como aquí, aunque sus esporádicas salidas invernales siempre traen luz y alegría, lo cual es de agradecer, y mucho :)
En nuestra última visita a Estocolmo las pasadas Navidades lo pudimos comprobar una vez más. Apenas hubo nieve y no hizo demasiado frío, pero ¡cómo echamos de menos el sol esa semana! Creo que sólo salió un par de días y al no haber apenas nieve, el invierno nos mostró su cara más monótona y plomiza, algo que yo ya tenía bastante olvidado :)
A pesar del frío y la oscuridad, la naturaleza nórdica también ofrece paisajes sugerentes y llenos de misterio. Un paseo por el bosque te revive por dentro y por fuera y te deja como nuevo :) Una vez en casa, no hay nada mejor que tomarse algo calentito y acompañarlo con un trozo de pastel casero, como el que os traigo hoy.
Esta tarta la encontré en un fabuloso libro que compré en un viaje anterior a Estocolmo, por cierto, y que sólo trae recetas elaboradas con manzanas. En cuanto lo vi en la librería, supe que me lo tenía que llevar; fue amor a primera vista, ja ja…
La receta original viene sólo con manzanas, pero el día que hice el pastel no tenía manzanas suficientes en casa, así que decidí mezclarlas con peras y voilà, con un resultado estupendo.
Ha sido todo por hoy. Espero que el temporal pase pronto y podamos seguir disfrutando de esta época del año, con o sin nieve, pero sí con esos rayitos de sol que calientan cuerpo y alma.
Que tengáis un buen fin de semana, amigos y sed felices.
